Se emite una orden de arresto y el nombre de la persona aparecerá en los boletines policiales como fugitivo. Depende de la jurisdicción, pero por lo general, el tribunal también autorizará a la agencia de fianzas a detener al fugitivo.
La agencia de fianzas suele llamar al domicilio de la persona, a su trabajo y a otras referencias para intentar encontrar al fugitivo y convencerle de que comparezca. Si estos esfuerzos resultan infructuosos, la agencia puede emplear a especialistas en aprehensiones (investigadores privados) para detener al fugitivo.
Como garante, debe intentar convencer al fugitivo de que se entregue a la policía o al tribunal lo antes posible. Si el fugitivo es devuelto al Estado antes de la entrega efectiva, normalmente podrá recuperar su aval.
Si el fugitivo no se entrega y no puede ser encontrado para la fecha de decomiso, la agencia de fianzas remite la totalidad de la fianza al tribunal y procede con la acción legal para confiscar (si es necesario) y liquidar su garantía. Por ley, la agencia de fianzas está obligada a reembolsar cualquier exceso de valor que haya recibido tras la liquidación.
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